Para conseguir estas rentabilidades, al menos en el pasado, las compañía tienen que invertir en productos de renta variable, básicamente porque hasta hace escasos meses los Bonos Soberanos, sobre todo los emitidos en euros no tenían casi rentabilidad (en el caso de España por debajo del 1% a largo plazo). Esto significa que en muchos casos los Planes de Ahorro realizados, tenían un elevado riesgo por su configuración con activos de renta variable en su mayoría.
En lo que llevamos de año, la mayoría de índices de renta variable llevan rentabilidades negativas acumuladas de dos dígitos: IBEX [-16,72%], DAX [-23,38%], S&P [-25,43%], NASDAQ [-14,68%], DOW [-20,16%], TOPIX [8,65%], FTSE [-9,01%].
Con la lógica de las finanzas, esto significa que en la mayoría de los planes de ahorro su valor actual de mercado no aporta rentabilidad alguna, e incluso puede suceder que tengamos menos patrimonio acumulado que las aportaciones mensuales realizadas, si tenemos en cuenta las comisiones del seguro que pagamos.