La mayoría de los analistas señalan que la evolución negativa de la crisis sanitaria podría traducirse en un dólar más fuerte. “Una segunda ola de contagios, el temor a nuevas medidas de confinamiento y una recesión más pronunciada y prolongada probablemente darían lugar a un dólar fuerte. Además, la continuidad de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, ya sea en relación con el comercio, la seguridad nacional o la situación en Hong Kong, también podría afectar al dólar. Último punto y no relacionado con los anteriores, un mayor crecimiento económico de Estados Unidos en relación con la zona Euro podría fomentar la demanda del dólar”, explica Rothschild Suiza.
En su opinión, el camino de menor resistencia se inclina hacia un debilitamiento de la moneda, aunque parezca algo limitada, ya que las incertidumbres económicas y la aversión al riesgo de los inversores siguen siendo elevadas después de la crisis. “Frente al euro, la resistencia de 1,15 es un nivel clave que hay que vigilar y que podría ponerse a prueba este verano. Una ruptura hasta el nivel de 1,20 es una posibilidad en caso de que la economía mundial se recupere con más fuerza de lo previsto. Por otra parte, un impacto más fuerte de la crisis del COVID-19 y una recuperación débil o que llegue tarde mantendrían la demanda de dólares alta y significaría que el rango de 1,08-1,10 podría ser revisado”, señala sobre sus posibles resistencias frente al euro.
Según argumenta Vontobel AM, el dólar estadounidense suele beneficiarse de las recesiones mundiales, sin embargo las perspectivas que tiene sobre la divisa norteamericana para lo que queda de año son cautas. “Vemos más débil al dólar y esperamos que la relación euro/dólar suba hasta el nivel de 1,20 en 12 meses”, estima en sus perspectivas.
“La razón principal es que la FED casi ha agotado la ventaja del dólar a principios de este año. Además, nuestros modelos de valoración señalan una clara infravaloración del dólar en aproximadamente un entre un 5% y un 10%. Sin embargo, esta desalineación se desvanece generalmente solo con un detonante que podría ser la recuperación económica mundial, que esperamos para el resto del año. Además, los claros perdedores de la crisis del COVID-19 parecen ser los líderes populistas. No esperamos que los populistas sean arrastrados en las próximas elecciones, pero el flujo de noticias políticas que están por llegar podría ser cada vez más positivo para el euro. El fondo de rescate franco-alemán ha sido un buen punto de partida en este sentido. Además, podría ser que el pro-europeo Trzaskowski reemplace al líder populista de Polonia (Duda) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2020”.
«En tiempos de extrema tensión, el mercado volverá a buscar liquidez en el dólar, ya que es la moneda en la que se financió la deuda, el pago de las materias primas, etc. Dado que todos los países del mundo se enfrentan al impacto de la COVID-19 en su economía, se produjeron grandes estímulos fiscales y una relajación récord de la política monetaria. Como resultado, el nivel de atractivo de la moneda en comparación con otra moneda se erosiona en conjunto. Dado el estatus continuado del dólar como moneda de reserva mundial, atraerá flujos por razones como la estabilidad y el valor intrínseco. Nuestro pronóstico para el euro/dólar para finales de 2020 es de 1,15», señalan en DWS.